El arquitecto Ventura Rodríguez proyectó la fuente de Apolo en 1777; el gran pilón central ya debía estar terminado en 1780, pues en él se había colocado una estatua provisional de Apolo que había realizado José Panuchi con ayuda de los hermanos Roberto y Luis Michel; ese mismo año Alfonso Bergaz talló las máscaras de Circe y Medusa, que servían de surtidores. La obra que remata la fuente, la escultura de Apolo definitiva, y las figuras de las Cuatro Estaciones fueron encargadas al escultor Manuel Álvarez, quien en diciembre de 1781 ya tenía construidos los modelos de las últimas. Su ejecución, no obstante, se retrasó varios años a causa de la falta de piedras de las dimensiones necesarias en las canteras de Redueña (Madrid); fue en 1787 cuando se traen de las citadas canteras dos piezas de siete toneladas cada una y la piedra de la estatua de Apolo de ocho. Al fallecer el escultor Álvarez en 1797 estaban ya finalizadas las figuras de las Cuatro Estaciones, pero hubo de rematar la inacabada figura de Apolo, encargada en 1799 a Alfonso Bergaz, que la concluyó tres años después. La obra fue inaugurada en 1803.

El entorno de la fuente, situada a una cota inferior del paseo, fue reformado en 1952 por el arquitecto Manuel Herrero Palacios: se ajardinaron sus inmediaciones para protegerla del público y se igualó la rasante, disponiendo una lonja para la contemplación de la fuente. Entre 1991 y 1995 fue nuevamente reparada y consolidada mediante una limpieza general y tratamiento de conservación de la piedra, la impermeabilización de los vasos y la adecuación del alumbrado ornamental.